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Volver a empezar
Aunque cada nueva temporada nos parezca un eterno retorno, cada una de ellas cuenta con pequeñas diferencias que las hace genuinas y desconcertantes. La rentrée por Javier Díaz-Guardiola.
Javier Díaz-Guardiola fotografiado por Leandro Allochis.
Un año más, la temporada que estamos a punto de desprecintar nos da la sensación de eterno retorno, de ya haber vivido todo esto. En breve, se irán sucediendo un Apertura Madrid más, un Barcelona Gallery Weekend, un Abierto Valencia... Y más tarde un ARCO nuevo, una nueva edición de Basel (primero Miami, luego Suiza), otra entrega de PhotoEspaña... Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Cada curso trae sus propios matices y es ahí desde donde hay que aprender a apreciar sus sabores.
Sin ir más lejos, estas primeras semanas de septiembre van a producirse dos acontecimientos que serán específicos de esta promoción artística 2024-2025, que además, desde el espíritu constructivo, nos sirven para sacar conclusiones útiles para afrontar el futuro.
La primera de ellas es la toma de posesión de su cargo como nuevo director del TEA en Tenerife de Sergio Rubira. Lo hace tras presentarse a un concurso público que ya generó algunas controversias en las islas por su redactado y que ha terminado por dar algunos coletazos críticos (más en cenáculos privados que en la prensa, donde el rumor acabó colándose) una vez hecho público el nombre del ganador. Robira es un profesional de sobrada solvencia, que ya ha demostrado su capacidad para la gestión en museos como el IVAM, lo que no impidió que se especulara con su relación (más personal que profesional) con algunos miembros del jurado que lo eligió. Y aquí llega la primera de mis reflexiones sobre el asunto.
Qué duda cabe que el sistema de concurso (a ser posible internacional y plural en sus exigencias) es el menos imperfecto de con los que contamos para seleccionar al candidato o candidata más idóneos para optar a un puesto de estas características. El problema es que el mundo del arte en España no es que sea endogámico, de pocas familias (casi diría que todas tienen la misma filiación), sino que es pequeño, en el que todo quisque se conoce (y todos nos conocemos ya de tiempo).

Urchins, 2024 © CHOI+SHINE Architects. Photo © Manifesta 15 Barcelona Metropolitana : Ivan Erofeev
De forma que es inevitable que se establezcan relaciones entre concurrentes y seleccionadores. No es la primera vez que se producen estas circunstancias, y no hay que tirar mucho de hemeroteca para comprobar cómo en procesos de selección recientes de naturaleza similar (IVAM, Museo Reina Sofía, CA2M, Patio Herreriano...) ya ha habido lazos comunes entre partes. Convendría pues no fijarnos tanto en la luna como en el dedo y plantearnos quién elige y cómo se elige a aquellos miembros que van a formar parte de un jurado. O lo feo que queda eso de que un jurado elija una terna y un político decida.
No descubro nada nuevo si les digo que en función de su composición, un artista o un candidato se presenta a un proceso de selección, entre otras cosas, porque así el concurrente sabe de qué pie cojea la convocatoria y tiene claro a lo que se atiene. Es una forma de ahorrar energías en tiempos de ecología máxima.
Por otro lado, también desde los primeros compases de septiembre recala en Barcelona Manifesta, la bienal nómada europea, que hace que nuestro país entre momentáneamente y por unas semanas en el mapa de las grandes citas internacionales del arte. No es la primera vez que esta convocatoria hace acto de presencia en nuestro país: atrás quedan San Sebastián (2004) y Murcia (2010). Y esta tercera oportunidad, que además se imbricará bien con lo local y que supondrá la mayor presencia de artistas españoles en una propuesta internacional por primera vez en la Historia, nos invita a reflexionar su capacidad como palanca de promoción de contextos locales fuera de sus fronteras y la necesidad de que uno de estos grandes 'acontecimientos artísticos' se desarrolle de forma estable y continuada en nuestro ámbito.
España no cuenta con ninguna bienal o gran cita que concite anualmente o cada dos años el interés de los profesionales del arte, sus artistas y coleccionistas, más allá de lo poco que hace, en lo que a promoción del arte español se refiere, una feria como ARCO, más interesada por destinos exóticos. A propósito de ARCO y las energías y sinergias que genera, no sería la primera vez que se verbaliza la posibilidad de poner en marcha una bienal desde Madrid, tras los intentos fallidos de Sevilla, Valencia o Barcelona, con una trienal, esta última, que aguantó pocos asaltos.
Y como no hay dos sin tres, la temporada se pondrá en marcha con un museo menos, el CACMálaga, espacio que entra en un proceso de reforma y cambio de gestión, al expirar el contrato actual y no haberse planteado tampoco un nuevo concurso. Eso deja en una situación incierta a sus trabajadores y pone de nuevo de manifiesto la precariedad de nuestro sistema artístico.
Así que “desayunen” bien y afronten esta nueva temporada con otros ánimos. Esto es algo más que un “volver a empezar”. Esos pequeños o grandes cambios (también empiezan sus funciones los nuevos recién nombrados cargos del organigrama de dirección del Museo Reina Sofía, de forma que pronto tendremos que ver pequeños pasos por parte de este mastodóntico organismo) pueden tener las consecuencias del aleteo de una mariposa. Estaremos atentos.
